Por Juan Pablo Ojeda
En plena madrugada del jueves, China dio un paso más en su ambiciosa carrera espacial con el lanzamiento de la misión Tianwen-2, su primera expedición destinada a recolectar muestras de un asteroide y regresar a la Tierra, para luego seguir rumbo a explorar un cometa que orbita entre Marte y Júpiter. Esta operación, que durará más de diez años, busca revelar claves sobre el origen del agua y la evolución del sistema solar.
El cohete despegó a las 01:31 horas (hora local) desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan. Unos 18 minutos después, la nave fue enviada con éxito hacia su primer destino: el asteroide 2016HO3, conocido también como 469219 Kamo’oalewa, un pequeño cuerpo rocoso que orbita el Sol cerca de la Tierra. Según la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), los paneles solares de la nave se desplegaron sin problemas, confirmando el éxito del lanzamiento.
Tianwen-2 no se quedará allí. Tras completar la primera etapa y recolectar material del asteroide, la nave continuará su viaje hacia el cometa 311P, situado a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Esta compleja maniobra pone a prueba la capacidad china para operar a enormes distancias en condiciones extremas de aislamiento, consumo energético y precisión orbital.
La elección de Kamo’oalewa no fue casual. Su órbita estable y accesible permite no solo recolectar muestras con mayor eficiencia energética, sino también diseñar una trayectoria viable hacia el segundo destino, explicó Han Siyuan, subdirector del Centro Espacial de Ingeniería, citado por la agencia Xinhua.
Los científicos chinos planean estudiar la estructura, composición y dinámica tanto del asteroide como del cometa. En el caso del asteroide, se enfocarán en su forma, rotación, temperatura y superficie, y en el cometa, en analizar los materiales que emite al espacio, que podrían contener pistas clave sobre la historia del sistema solar.
La nave tardará cerca de un año en llegar a Kamo’oalewa, donde realizará maniobras de aproximación y selección del sitio de muestreo. Si todo sale bien, una cápsula regresará con las muestras a finales de 2027, antes de que la sonda se redirija hacia el cometa.
¿Por qué tanto interés en rocas espaciales? Según Liu Jianjun, diseñador jefe adjunto de la misión, los asteroides podrían guardar secretos sobre cómo llegó el agua a la Tierra, e incluso sobre los impactos catastróficos que, como el que extinguió a los dinosaurios, han marcado la historia evolutiva de nuestro planeta.
Este lanzamiento consolida a China como un actor clave en la exploración espacial. En años recientes, el país ha logrado hitos como alunizar en la cara oculta de la Luna con la Chang’e 4 y amartizar con éxito en Marte, convirtiéndose en el tercer país en lograrlo después de Estados Unidos y la extinta Unión Soviética. Además, su estación espacial Tiangong ya está en operación y podría liderar las investigaciones orbitales cuando la Estación Espacial Internacional se retire en 2030.
Con Tianwen-2, China se prepara para lo más difícil del espacio profundo: no solo llegar, sino volver con respuestas.
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