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Claudia Sheinbaum exige sanción a policías de Chiapas por cruzar a Guatemala

Por Juan Pablo Ojeda

 

La frontera sur de México volvió a encender las alertas, pero esta vez no solo por el crimen organizado, sino por un hecho delicado en términos diplomáticos: policías estatales de Chiapas cruzaron a territorio guatemalteco persiguiendo a un grupo armado. El operativo terminó con un enfrentamiento fuera del país que dejó cuatro muertos, y ahora la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha sido contundente: “No se puede violentar la soberanía de otro país. Esos policías deben ser sancionados”.

Desde Palacio Nacional, la presidenta dejó claro que lo ocurrido con la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal, un cuerpo élite de la Secretaría de Seguridad del Pueblo de Chiapas, fue un exceso que no puede repetirse. Aunque reconoció la coordinación con el gobernador Eduardo Ramírez, también subrayó que la actuación de las fuerzas estatales debe estar siempre dentro del marco legal y del respeto al derecho internacional.

Todo comenzó en la comunidad de Las Champas, en Frontera Comalapa, donde policías chiapanecos se enfrentaron con presuntos integrantes del crimen organizado. Sin embargo, la situación escaló cuando el enfrentamiento se extendió hasta Las Mesillas, ya del lado guatemalteco, en el municipio de La Democracia, departamento de Huehuetenango.

Ahí es donde se rompe una línea roja: las fuerzas del orden mexicanas cruzaron una frontera internacional armadas y en acción, lo cual es una violación directa a la soberanía de Guatemala. La presidenta no minimizó el asunto. Dijo que “no estamos de acuerdo” con este tipo de intervenciones y que ya pidió a las autoridades estatales que actúen en consecuencia.

Para agregar más tensión al panorama, el gobernador Eduardo Ramírez salió a declarar que algunos agentes de seguridad guatemaltecos habrían actuado en complicidad con los grupos criminales, lo que solo complica la relación binacional.

La zona de Frontera Comalapa ha sido por años un punto caliente, tanto por la migración como por el trasiego de armas, drogas y personas. Y en los últimos meses, la violencia ha crecido de la mano del choque entre cárteles que buscan controlar la región. Pero lo que ocurrió ahora marca un nuevo episodio: el fuego cruzado entre criminales y policías terminó fuera del país, con implicaciones diplomáticas que podrían escalar si no se manejan con cuidado.

Claudia Sheinbaum, quien apenas inicia su mandato, está mandando una señal de respeto al derecho internacional y de firmeza institucional. La exigencia de sancionar a los elementos involucrados no solo busca marcar límites a las corporaciones estatales, también manda un mensaje a Guatemala: México no avala que su policía actúe como si pudiera cruzar fronteras a voluntad.

Este episodio pone sobre la mesa un problema mayor: la descomposición en la frontera sur y la necesidad de mayor coordinación binacional para enfrentar al crimen organizado sin pisar las reglas del juego internacional. En medio del caos y las balas, lo que está en riesgo no es solo la seguridad local, sino la estabilidad diplomática.

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